En estos día esta disponible una serie de tipo biografica de la vida de Julia Child, la mujer que cambio para siempre la forma de cocinar de la mujer americana por HBO MAX. Julia, es una nueva serie que cuenta el exito del Programa de TV The French Chef, que tuvo 8 temporadas seguidas en los años 60 y que gano 3 Grammys. Imperdible, ya vi los 2 primeros capítulos y me resultaron deliciosos, dinámicos y super bien plantados en la época. Más allá de lo mucho o lo poco que conocemos de ella nos presentan a una mujer super apasionada, luminosa, creativa y combativa que no aceptaba un no por respuesta y que iba por todo. Desopilante la entrevista que le hacen en el primer capítulo y una clase magistral de como hacer un omellete a la francesa.
Los que somos fans de la cocina seguramente ya vimos la peli de Julie&Julia, versión cinematográfica con Meryl Streep y Amy Addams que nos cuenta la vida de una bloggera que se pone como desafío cocinar todos los días una receta diferente de su libro «El Arte de la Comida Francesa». Si te gusta cocinar es una excelente inversión o el mejor regalo que le podes hacer a tu amig@ chef.
Mi recomendación:
Excelente! Te vas a divertir, te va a inspirar y vas a aprender mucho de cocina.
Te dejo algunas líneas de la excelente nota que hizo Mariano Kairuz para La Revista La Nación de la semana pasada y que te cuenta un poco más de su vida.
..:»Su programa más famoso se llamó The French Chef, pero ella no era francesa ni, técnicamente, una chef. Julia Child es la cocinera que escribió El arte de la cocina francesa, un compendio de recetas en dos tomos, más de 1500 páginas que se convirtieron en el manual esencial para las cocinas norteamericanas, y que cambiaron la manera en que el público estadounidense se relacionó con la comida en plena era Kennedy. Child llevó a un plano terrenal y cotidiano platos que eran percibidos hasta entonces como demasiado sofisticados y complejos, e instaló con sus programas, acaso sin proponérselo de TV, un género mediático que hoy está por todos lados, un nuevo tipo de celebridad y, fundamentalmente, una nueva, atípica imagen de la mujer en el centro de los hogares de su país.
“Me encontré con que las recetas en la mayoría de los libros que tenía, en todos, no eran adecuadas”, dijo Child en una entrevista de 1989. “No hago nada a menos que me digan por qué lo estoy haciendo. Sentí que necesitábamos explicaciones más completas, de manera tal que, si seguías una de estas recetas, tenía que salirte bien, con exactitud”.
Del espionaje al omelette
Nacida el 15 de agosto de 1912, en Pasadena, California, Julia Carolyn McWilliams era hija de un terrateniente republicano y de la heredera de una familia rica de Massachusetts. El ambiente conservador en el que se crio no era, solía decir, uno poblado de intelectuales (que eran, según profería su padre, “todos comunistas”), y se inclinó por los deportes, un poco impulsada por su imponente estatura.
“En mi generación –le dijo Child a la revista Interview en 1989, salvando a las pocas que entraban al mundo bancario o se hacían enfermeras–, las mujeres de clase media no tenían carreras. Tenías que casarte y ser una buena madre. Siempre debo haber sido independiente porque (sabía) que no podría llevar ese tipo de vida”. Tras terminar el colegio se mudó a Nueva York y hacia 1941 ingresó a las Oficinas de Servicios Estratégicos, la agencia que antecedió a la CIA. Destinada en China en 1945, donde seguiría trabajando en el archivo de comunicaciones secretas, allí cultivó una amistad con su compañero Paul Child –descrito como “un intelectual de sensibilidad artística”, 10 años mayor y 35 centímetros más bajo que ella– que, atravesada por una serie de comidas compartidas, devino noviazgo y, apenas terminó la guerra, matrimonio. Cuando, en 1948, a Paul lo asignaron un nuevo puesto diplomático en París, ella fue con él solo a título de acompañante. Sin mucho que hacer, se dedicó a estudiar francés, probar el menú de los mejores restaurantes y, eventualmente, empezó a hacer cursos de cocina, área en la que no tenía ni mayores conocimientos ni un talento evidente. “La cocina era tomada con tanta seriedad en Francia que incluso los chefs más ordinarios estaban orgullosos de su profesión. Eso fue lo que me atrajo”. Tras pasar por diversas clases sin porvenir, fue aceptada en la legendaria escuela parisina Le Cordon Bleu, donde fue la única mujer en un curso de hombres que la miraban con desconfianza.
Mientras estudiaba, ella se planteó un objetivo: desarrollar “recetas infalibles” inspiradas en su formación francesa, y enseñarlas. Con sus amigas Simone Beck y Louisette Bertholle fundó L’Ecole des Trois Gourmandes. Ellas le pidieron que las ayudara a corregir un manual de 600 páginas de cocina hogareña francesa que le habían vendido a una gran editorial. Puesta a repensar sus recetas para las cocinas estadounidenses, empezó a probarlas una por una y las encontró algo difíciles y hasta confusas. Decidió rehacerlas, pero el proceso demoró seis años y duplicó la extensión del proyecto, dando lugar a un mamotreto que asustó a la mayoría de los editores. Con la excepción de una joven editora del sello Knopf, Judith Jones, quien vislumbró un clásico en ese manual desmesurado. También enamorada de la cocina francesa, Judith replicó en su propia cocina la receta para el boeuf bourguignon, y, dijo: “Al primer bocado ya supe que había producido uno tan bueno como el que se conseguía en París”.
Mastering The Art of French Cooking (el mencionado El arte de la cocina francesa) fue un pequeño gran boom en 1961, que al final de la década ya había vendido 600 mil ejemplares y hoy lleva más de 50 ediciones. Sin ocultar su envidia, algunos prestigiosos chefs franceses alabaron la fluidez y precisión de sus procedimientos. Pero lo que grabó a fuego la imagen de Julia Child en la conciencia del público estadounidense fue The French Chef, apuesta novedosa de parte de un canal de la televisión pública de Boston (un unipersonal “honesto y terrenal”, describe Jacobs), que duraría hasta 1973, y daría pie a otros programas por los que ganó tres Emmys. A través de estas emisiones, Child fue generando su propia leyenda, hecha de anécdotas como la de la “tortilla de la papa caída”: si se le caía la papa de la sartén al piso, la levantaba y seguía adelante como si nada. “Si están solas en la cocina, sus invitados jamás se enterarán”, decía.
Pero acaso lo más importante de esta historia sea el contexto en el que fue posible una pequeña revolución como la que instaló Julia en la televisión. Dice Jacobs: “El subtexto del programa estaba en sincronía con la contracultura de su época y su mensaje abierto de liberación psicosexual: Julia quería que sus espectadores se relajaran, que experimentaran sensaciones físicas, no con sustancias controladas, sino con la comida; no a través de un vidrio oscuro sino sentados a la mesa, con deleite”.
Que tengas una muy Buena Vida, cocinando rico de la mano de una maestra del arte culinario como Julia Child!
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/la-nacion-revista/la-reina-de-la-cocina-revoluciono-la-tv-estadounidense-con-sus-recetas-francesas-y-ahora-una-serie-nid02042022/