El Resurgimiento de Herculano: Descifrando los Misterios de una Biblioteca Carbonizada por Alejandro Bombiccini, Baldo para los amigos.
Transcurre el año 79 DC. El Imperio Romano es gobernado por el emperador Tito y en ese otoño el volcán Vesubio comienza una violenta erupción que impactó a tres ciudades asentadas en sus laderas, configurando el golfo de Nápoles: Pompeya, Herculano y Estabia.
Pompeya, con alrededor de 15,000 habitantes, fue la más grande y la que sufrió las consecuencias de manera más inmediata. Su ubicación expuesta y la dirección de los vientos desde la chimenea del volcán provocaron que durante 24 horas recibiera una lluvia de piedras, polvo y cenizas que la sepultaron y destruyeron por completo.
Herculano, situada en la ladera oeste del Vesubio, hermosa ciudad que daba al mar y resguardada de los vientos directos, enfrentó la avalancha piroclástica: una mezcla ardiente que descendió a más de 250 °C. A diferencia de Pompeya, Herculano no ardió, sino que se carbonizó, convirtiéndose actualmente en una ciudad con estructuras copiadas en carbono, incluso objetos delicados. Herculano era una pequeña ciudad a la que los ciudadanos de alto estatus, como el emperador Calígula, acudían para descansar y esquivar el ajetreo de las principales urbes.
Dentro de Herculano se hallaba la Villa del suegro de Julio César, una especie de mansión perteneciente a Calpurnio Piso, un destacado político y entusiasta de la filosofía y las bibliotecas. En esta ciudad se erigió una grandiosa biblioteca donde, en aquella época, los libros no estaban encuadernados, sino en rollos de papiro. Calpurnio Piso poseía más de mil setecientos de estos rollos. Actualmente, pocos de estos rollos han sido leídos, ya que desenrollarlos resulta imposible; se desintegran en finas láminas que se convierten en polvo.
Estos textos filosóficos epicúreos escritos en griego son parte de la biblioteca, pero la lectura directa de muchos originales de papiros egipcios o griegos es imposible, ya que lo que tenemos son transcripciones de copistas cuya autenticidad es incierta.
Se han realizado numerosos intentos, tanto químicos como mecánicos, para desenrollar estos papiros. Sin embargo, 500 se han destruido en el proceso, mientras que 300 de los mejor conservados han sido leídos. Actualmente se están empleando técnicas que evitan desenrollarlos para preservarlos, como la lectura con rayos X en 3D, una tarea sumamente compleja. Diversas instituciones, como el Istituto per la Microelettronica e Microsistemi del Consiglio Nazionale Delle Ricerche y el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón en Grenoble (Francia), han logrado leer algunos fragmentos de los papiros mediante técnicas de rayos X.
La Inteligencia Artificial ha avanzado en esta área. Recientemente, la Universidad de Kentucky organizó el Vesuvius Challenge, un concurso internacional que buscaba un programa capaz de descifrar los papiros. El ganador, Luke Farritor, diseñó un algoritmo que reveló diversas letras, como πορφυρας (porphyras), término que significa «púrpura» en griego, un color asociado en la antigua Roma con el poder.
Este avance con la Inteligencia Artificial representa una nueva oportunidad para investigar esta invaluable reliquia, lo que podría proporcionar más información sobre nuestros ancestros y recuperar creaciones literarias asombrosas que habían quedado en el olvido.
¿Habrá en esta biblioteca ejemplares perdidos de Aristóteles, Tito Livio u otros sabios cuyas obras se han extraviado? Es una incógnita que nos mantiene en vilo.
Gracias Baldo!!! Impresionante como los avances de la IA nos ayudan a recuperar tesoros que pensabamos perdidos para siempre.
Que tengan una Buena Vida llena de nuevos descubrimientos!