Mi vida en los Mercados: Tianguis de Naucalpan – México, DF.

Soy fan absoluta de los mercados!

En los mercados se aprende de la tradiciones y de la cultura de cada país. Cada vez que tengo la oportunidad de viajar busco un mercado callejero para perderme entre la gente y sentir como se palpita la vida de todos los días en ese rincón del mundo. Su gente, su comida al paso, sus olores, como llaman a las cosas, es un mundo por descubrir y acá les comparto la experiencia y como lo vivi en ese momento. Hoy nos vamos a México DF, donde viví un año en 1986.

Puestos de Verduras –
Ph: Pinterest

–María, ¿dónde se puede comprar verdura fresca?

– Pues en el tianguis de aquicito, está a meritas dos cuadras del centrito comercial.

Anoté rápidamente la palabra “tianguis” en mi libretita de palabras mexicanas, más tarde le preguntaría a Abraham, el chofer de mi jefe por su significado. Ese santo varón se había convertido en una suerte de traductor simultáneo entre el mexicano básico y coloquial, y el diccionario de la Real Academia. Era curioso ir descubriendo las variedades alotrópicas del castellano; a veces, las palabras eran indescifrables, formadas por  un combo explosivo de castellano y náhuatl, lengua originaria de los pueblos mayas, o chicano-básico, mezcla de yanqui con pinche español.

Pero mire que solo está los miércoles y los viernes a la mañanita.

–¡Gracias, María! Será el viernes.

Hablé con mi vecina Lupita para conocer más sobre los usos y costumbres del lugar y pedir indicaciones para llegar al mercado pero, por sobre todas las cosas, sugerencias sobre qué cocinar todos los días. Tratar de conseguir en México lo que solía comprar en  Buenos Aires fue una búsqueda del tesoro. Los cortes de carne eran diferentes y en todos los casos, había que usar “ablandador” en cualquiera de sus dos variedades, químico, una suerte de aspirina insabora que aflojaba las fibras de la carne y que, como era de esperar, le cambiaba el gusto, o mecánico, mucho más noble, catártico y eficiente: a puro martillazo, las milanesas quedaban lisitas-lisitas. Con el tiempo llegué al proveedor estrella de toda la comunidad argenta, que ofrecía los cortes insignes de nuestra cocina, además de dulce de leche, y no de cajeta, la variedad mexicana, hecha con leche de cabra y caramelo,  yerba para el mate, los diarios de la semana y la revista Para Ti. 

Junté coraje con mi lista de compras y un viernes a las 10 de la mañana partí a la aventura con mi changuito al Tianguis. El mercado se desplegaba entre las calles con una coreografía de vendedores entusiastas, una experiencia única. Desplegaban mantas, colgaban banderas y exhibían sus productos con orgullo. Las señoras puesteras, por su parte, lucían orgullosas sus huipiles, enaguas multicolores y rebozos. 

Puesto de venta de Chiles.
Ph. Pinterest

Uno de los aspectos más destacados del Tianguis es la variedad de moles disponibles, desde el clásico mole poblano hasta opciones menos conocidas, pero igualmente deliciosas. Los amantes de la cocina mexicana encuentran ahí una fuente inagotable de inspiración para sus comidas.

Primero atravesé  la estrecha callecita que formaban las montañas de mole, en todas sus variedades imaginables: verde, poblano, rojo,  con chocolate; a medida que avanzaba sentí como se me iban irritando los ojos y la garganta se me cerraba con el picor del condimento insigne: el Chile en toda su potencialidad.

El mole es una mezcla de especias molidas, de ahí su nombre,  indispensable para preparar las salsas que acompañan la mayoría de los platos mexicanos. Mole Verde: ejotes (porotos verdes), chayote (tipo de calabaza verde), jitomate (tomate), ajo, chile serrano, cebolla, masa, hoja santa (aromática, vaya uno a saber qué es), epazote (otra aromática), perejil y pierna de cerdo. Todo bien picado y molido en un mortero de más o menos un metro de profundidad. 

La compra semanal es una cita obligada para todos los amantes de la buena comida  pero, por sobre todo para las estoicas madres de familia que se levantan a las cinco para hacer enchiladas para toda la prole. No me entraba en la cabeza el madrugón, pero menos desayunar con tortillas de maíz, frijoles requete fritos, salsa picante y toneladas de mole, acompañado con tostadas, juguito de naranjas y café; añoraba las medialunas tibias de Buenos Aires. 

Puesto de verduras.
Ph: Pinterest

El mercado también es un paraíso para los amantes de las frutas y verduras. Desde mangos jugosos hasta aguacates cremosos, pasando por jitomates y chiles de todas las formas y tamaños.  Me detuve en el primer puesto donde reconocí varios ingredientes de mi lista,  los chayotes (versión alienígena de la familia de las calabazas), jitomates (tomates), ají dulce (morrones para flojitos), cebolletas (cebollas de verdeo), patatas para las botanas, hasta que en un momento pregunté casi con miedo por calabazas o zapallo y le dijeron con total naturalidad, que ”solo tenían flores de calabaza” – obvio, si se comían las flores, jamás podría hacer esos soufflé suaves, naranjas y acaramelados que tanto me gustaban –   y que los zapallos “solo se conseguían en octubre para Halloween”.

Cerámica Negra de Oaxaca.
Ph:Pinterest

Hacia al final del camino llegaron los platos fuertes de mi excursión. Me sumergí de cabeza en los puestos que ofrecen comales y utensilios esenciales de la cocina mexicana,  claves para cocinar tortillas y otras delicias,  y las mil y una cazuelas, bandejas,  platos y platitos de barro negro  de Oaxaca, bruñidos y divinos y una mención especial para la cerámica de Talavera de Tlaxcala con sus dibujos en azul, blanco y amarillo con reminiscencias de la cerámica portuguesa y las cazuelas de barro inmensas para mole. Me llevé un par de cada una para ir vistiendo mi nueva casa.

Cerámica de Talavera.
Ph:Pinterest

Al fondo, casi como en penitencia, purgando vaya uno a saber qué culpas, estaban los gitanos que vendían de todo: medias, cepillos, brochas de maquillaje, chucherías para la casa, las mismas que en El Palacio de Hierro o en el Puerto de Liverpool, pero por dos pesos, pasé de largo; compré flores frescas en los puestos estratégicamente ubicados a la salida.  Volvió a su casa. Ya era hora de almorzar. 

Puestos de Flores del mercado. Ph:Pinterest

Mientras me preparaba el almuerzo, después de desinfectar todas las frutas y verduras en inmensas ollas con agua y lavandina;  caí en la cuenta que me había dejado llevar por la experiencia inmersiva del Tianguis, fascinada con mis cerámicas nuevas, las flores, los avíos, la clase magistral de mole, quedó pendiente en mi lista de compras los quesos: de oaxaca ( un queso hilado parecido a la mozzarella), el manchego para el desayuno y el hojaldre para las tartas…. 

No me importó ni un poquito…No podía dejar de mirar extasiada mis cerámicas de talavera ¡eran  lo más!

Recomendación de Editora:

Uno de mis lugares favoritos es la cocina, cerca del fuego y entre cacerolas, peroles y batidores siempre pasan cosas interesantes, es el lugar donde la magia hace sus mejores galas: entran dos huevos, un poco de queso y sale omellete o souffle.

Haciendo un repaso de las publicaciones del blog y las cosas que más les gusta leer o consultan, la cocina tiene un lugar de privilegio: Mercados, cocinero invitado, recetas de familia, cenas con amigos son las entradas más visitadas.

Curiosamente la receta de los Scons es la mas visitada historicamente y llego a estar posicionada en 2do lugar en Google Argentina hace un par de años atras, les agradezco infinitamente que elijan a La Buena Vida, para mi es un mimo.

Amo escribir y mi espíritu inquieto siempre me lleva a lugares o experiencias que valen la pena ser contadas. Todo lo que les comparto es porque me gusta, me parece bueno o siento que puede ser útil; cuando menciono marcas es mi opinión personal y no hay ningún interés comercial de por medio sencillamente creo que cuando una marca hace las cosas bien, es bueno reconocerlo y difundir la buena práctica.

En la presentación del Libro de Viajes de La Buena Vida, les conté que se venía el de «La cocina de La Buena Vida» y acá estamos compartiendo los avances. Espero que les guste y que me cuenten sus experiencias en la cocina, en los mercados y comiendo rico.

¡Que tengan una Buena Vida!

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